El 23 de julio de 1986, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) determinó establecer esa fecha como el Día Mundial contra la Caza de Ballenas, como una forma de regular esta práctica indiscriminada que tanto daño ha causado a esa población de mamíferos marinos. Posteriormente, la conmemoración derivó en el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, incluyendo a estos últimos como una forma de protegerlos de la caza y otras maneras de explotación.
Las ballenas y delfines son especies emblemáticas para nuestro planeta; las ballenas fertilizan los ecosistemas marinos, en tanto los delfines son depredadores naturales de especies de peces y calamares y al hacerlo contribuyen al equilibrio de los mares.
El 23 de julio promueve la toma de conciencia ante la caza indiscriminada para consumo de carne, grasa o simplemente con fines de explotación para recreación en acuarios y parques marinos. A su vez, busca la forma de llamar la atención para mejorar las condiciones de vida de estos animales en cautiverio y motivar, en lo posible, a su liberación en sus hábitat natural.
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